Tener unas vacaciones de sol y playa sin hacer una parada por Palma es algo impensable. Cualquier viaje estaría incompleto si no se hace una escala en la capital de la Isla de Mallorca. Son muchos los atributos que tiene este sitio, comenzado desde su clima templado, sus bellos paisajes y su suculenta gastronomía.
Palma es un destino muy popular no sólo para los españoles sino también para el turismo internacional, ya que sus playas son de las más visitadas y su arquitectura es esplendida, por lo que se ajusta a los gustos más exigentes de los viajeros.
Recorrer sus playas y no darse un tiempo para contemplar las barcas de los pescadores sería perderse una maravillosa postal. La isla estará surcada por acantilados que ofrecen una vista impresionante que ayudan a imaginar cómo era la vida durante la época de los romanos, los árabes y los piratas, quienes tuvieron una fuerte actividad en el lugar.
Palma es una ciudad amurallada que le permitía mantenerse a salvo de corsarios, por ello hacer un recorrido por las ruinas de esas murallas es recordar la historia y las batallas que se libraron en este sitio.
Para los amantes de la arquitectura y el arte, Palma ofrece sitios esplendidos como el Palacio de Almudaina, La Lonja y la Plaza Mayor. La Catedral es un edificio de estilo gótico y se ubica a orillas de la bahía, por lo que visitarla es una de las actividades más importantes, ya que se aprecia la magnitud del paisaje.